¿Qué te quita y qué te da el hecho de haber escrito
en tantas revistas?
"Quitarme no, no me quitó nada. Está el prejuicio de
decir "Ah, este está en los medios, está palanqueado" y sabemos
que eso no es exactamente así (risas). De última, el que te va
a escuchar no es el periodista, sino el que tiene ganas de escucharte.
La música tiene que hablar por sí misma."
¿Y cuáles son por ejemplo las cosas que sí te dio?
"En general, muchas cosas buenas. Una de ellas es una
especie de fama sin ser conocido, ya que la gente leía mis notas
pero nunca me había visto la cara. Yo daba una clínica, pasaba
entre la gente y nadie me conocía, ahora me reconocen un poco
más (risas). También me dio a mi mujer, así que no es mucho más
lo que puedo pedir."
¿Cómo te llevás con la idea del éxito?
"Mirá, yo creo que eso es un verso. Nadie puede salir
a tocar pensando en eso. Hay que pensar en la música, en la gente,
pero el éxito… No sé, me parece equivocado eso de que hay que
tocar acá y juntar tanta guita, después allá y juntar tanta otra,
después grabar el demo, después, después… Hay que tocar. Mirá,
si yo a mi edad todavía me quedo hasta las tres de la mañana esperando
para hacer un recital en boliches donde quedan tres personas,
queda claro que lo hago por la música y no por hacerme famoso."
¿Cómo ves al rock hoy en día?
"Muy mal. Creativamente no hay nada. Esto debe darse
quizás por la invasión de la música de afuera, que terminó por
desgranar lo que era el rock argentino. Salvo excepciones, es
difícil encontrar una banda nueva que sorprenda. Se repiten clichés,
se cae en lugares comunes. La rebeldía del rock, que molestaba
al poder, se fue convirtiendo en parte del negocio. Y una porción
de la culpa la tienen esos músicos que habían impulsado al movimiento
del rock en sus comienzos."
¿Cómo es eso?
"Yo lo veo así. Muchos de esos tipos, que en su momento
significaron mucho, que tocaban lindas canciones y grababan buenos
discos, no continuaron su carrera, sino que, de alguna manera,
se adaptaron al sistema; trabajan en SADAIC o en lugares
así. Y entonces ¿Dónde quedó la rebeldía, la cosa contestataria?
¿Qué hubiera pasado si ellos mismos se encontraban hace 20 años
con un funcionario de SADAIC? Le hubieran tirado con algo.
Ahora, ese funcionario son ellos."
Por último ¿Cómo toca la guitarra Marcelo Roascio?
"Trato de tocarla sinceramente. No hay que hacer pirotecnia
sin sentido; toco de forma natural. Vos me ves en un escenario
y yo me tiro al piso, qué se yo, lo que me salga. Trato de conectarme
con la gente; de ser yo."
Punto ciego
Damián Selci
Marzo 2002 |